De letras, amor y otras perversiones

El tiempo transcurre lento, las pesadillas despierta cruzan mi cabeza y me siento atada de manos. Nudos en la garganta que van y vienen, ardores, temores, opresión ¿qué es sino miedo? Llorar y no poder hacerlo, sonriendo y disfrazándome ¿por qué una persona que lo tiene todo puede estar así? ¿por qué una persona que está completa le pasa eso? -No, tú no puedes. No puedes temer, no puedes no sonreír, eres luz, eres buena, eres alegre, sonriente, plena. No, tú no puedes temer. Con plena consciencia lo digo, sí puedo, si tengo, si susurro a gritos pidiendo ayuda porque nadie me cree. Nadie piensa que una persona como yo pueda sentir esto, pueda temer y tenga ganas de salir corriendo, huir y nada más, correr sin parar... llorar y no poder hacerlo. Ayuda, esto quema, acaba, hiere y mata, la mente inventa, el cuerpo alimenta, el corazón reciente y la consciencia  se deja guiar. No puedo más, susurro a gritos que quiero escapar. -¿Pero cómo? si siempre sonríes, siempre tienes pa...

La ciudad en inquietante calma se mece al compás del reloj, todos dormidos, en calma, llevados por los sueños que rondan la habitación. Pero en una cama no hay calma, las manos surgen de debajo de ella, asfixian, aprietan, acorralan, jalando a su ocupante al vacío de su existencia. Acorralándola en el tiempo, en los recuerdos, en la nada, haciendo el espacio más pequeño, frío y a ella sin alma. -Dime ¿qué hacer? -Dime ¿a dónde correr? -Contéstame ya o acaba conmigo. Prefiero eso antes que la duda, prefiero eso antes que seguir a oscuras. La cama da vueltas, las manos no paran, rasgan, lastiman, arañan, raspan. Los recuerdos vuelven clavándose en su piel, hiriendo y sangrando hasta el amanecer. -Dime ¿qué debo hacer? -Dime ¿a dónde he de correr? Vueltas una vez más, los recuerdos comienzan a explotar, las manos siguen tocando sin parar y ella... oh ella tumbada queda ya. El pecho comprimido, la respiración irregular, rezando por desperar. La noche acaba ya, las manos ya no están, lo...