Contrastes
Ella, fruto dulce que llena mi boca con su sabor. Yo trago de amargura que contamina todo su entorno y sin embargo decidimos irnos a la cama una vez más. Ella, hábil y graciosa, cada cosa que hace es tan delicada como ella misma y al mismo tiempo tan fuerte que estoy seguro nada puede romperla. Yo no, tropiezo con cada rincón que me encuentro, disculpándome cuando la fuerza del golpe llega a lastimarla. Yo, devorador de historias y libros que invitan a soñar. Ella, bailarina de sueños, que contagia a los que la rodean y vuelve el más mínimo lugar un hogar. Ella baila moviendo las caderas, yo no. Ni siquiera recuerdo haberme tomado el tiempo para aprender y cuando vamos a fiestas, me mira con aquellos ojos suplicantes señalando la pista con su mano, aunque no sé, de todos modos cedo. A ella le gusta hablar, puede pasar horas enteras hablando, a mi no me gusta. Paso mis horas envuelto en letras, libros viejos y poesía barata, ella me entiende y termina siendo ella quien habla mientr...