Ella quería morir

Hoy salí temprano por la mañana, el frío de septiembre calaba mis huesos, llevaba un moño alto y mi cabello rizado estaba en contra de aquel peinado. Me había preparado para ir a la universidad, por fin mi segundo año, jeans ajustados y una blusa que me hacía parecer más sexy de lo que aquella mañana había sentido; mi maquillaje suave hacían que mis ojos resaltaran. Mis ojos...

El camino se fue rápido, sonriendo a extraños y escuchando una de mis canciones favoritas con los audífonos de mi celular, preocupada por los exámenes pendientes y la tarea que, sinceramente, no sé cómo hice. La vida se nos va en tantos momentos extraños, hablando con mis amigos, besando a mi madre, diciendo adiós a mi hogar y yendo despreocupada a mi segundo año de universidad.

La combi, como nosotros la llamamos, se fue llenando rápido, y al mismo tiempo vaciando. Solo quedábamos tres personas en ella y una era el conductor. Aún no llegábamos a la base cuando uno de ellos tocó el cristal que nos separaba de el conductor y los seguros de la combi se sellaron de inmediato. En ese momento el terror me invadió.

Los dos sujetos que iban conmigo en la parte trasera se acercaron a mi, me quitaron mi celular y me amordazaron burlándose de mi y mi cara de terror. ¿Por qué dos personas que ni siquiera me conoces me querrían hacer daño? Yo no he hecho nada malo, soy buena estudiante, ayudo en mi casa y sonrío a los desconocidos, juego en un equipo de mi universidad y tengo muchos amigos. Amo la música,  ¿por qué dos personas que ni siquiera me conocen me amordazan y tapan los ojos cuando se supone que iba a la universidad?

El camino estuvo largo y mi corazón no paraba de latir, tenía terror y creo que lo notaron cuando uno comenzó a golpearme para que dejara de llorar. Me llevaron a un lugar que no puedo reconocer más que como un baldío en medio de la nada, árido y vacío. Lo único que podía escuchar eran los lamentos de otra mujer más, pidiendo morir. ¿Por qué querría morir en lugar de luchar por su vida?  Seguro estaríamos bien si esos hombres pedían  dinero, tal vez, tal vez se apiadarían de que mi familia no tiene mucho y nos dejaran libres. Pero poco tiempo después yo también quise morir.

Aquellos hombres no eran los únicos y vi desfilar por mi cuerpo al menos a 4, golpeándome se deshicieron de mi ropa mientras reían a carcajadas y me tomaban como si yo fuera un objeto. 4 sujetos que pusieron sus cigarros calientes en mi piel y me que violaron hasta el cansancio. Me sentía lastimada y dolorida, sucia. Esos hombres solo me golpeaban y me violaban cada que su cuerpo y mente así lo pedía, Quería morir.

Quería morir cuando me defendí de aquellas manos toscas que me agarraban y por eso me dieron una paliza con puños cerrados. quería morir cuando las manos de uno de ellos me sujetó del cuello y casi me mata. ¿Para qué quería la vida si mi destino estaba en sus manos?

Tantas veces leí eso. Mujeres levantadas, secuestradas y violadas que volvían a sus casas con marcas de tortura, y a las que peor les iba eran encontradas en baldíos muertas, con marcas de tortura y si eran decentes vestidas. Mujeres a las que habían matado o secuestrado sus parejas, amigos, conocidos y extraños. Mujeres a las que les daban "lecciones" por ser homosexuales, no querer casarse o solo vivir en la pobreza. Pero ¿quién se imagina que eso le pase a una? Más cuando estás en tu casa, tomando el desayuno y leyendo esas noticias en un periódico o laptop.

Dos días pasaron así, con aquellos hombres violentándome hasta el cansancio. Mi cuerpo se debilitó tan rápido que no lo imaginaba así. No me habían dado ni agua, me golpeaban todo el tiempo y la única vez que me dejaron vestir fue para presentarme ante el "jefe". Quise morir en ese mismo instante.

Dos días pasaron antes de que "jefe" me llevara a afuera, me permitiera estirar las piernas y luego de eso regresarme a adentro y violentarme una vez más. Sus manos e aferraron a mi cuello y como si nada más le importara me quitó la venda de la cara. Lo pude ver, su rostro rudo esbozando una sonrisa de satisfacción al ver como mis manos se aferraban a las de él tratando de librarme de su ataque. Me rendí... cerré los ojos y comencé a pensar en mi lugar feliz mientras mis manos luchaban contra las de él y mis ojos lagrimeaban tratando de no explotar. Mi infancia, navidad, día de reyes. mis hermanos, mis amigos... mi mamá.

Mis manos perdieron la fuerza mientras mi pecho trataba de agarrar ese aire que "jefe" me quitaba, mi cuerpo tembló por la falta de oxigeno y mi mente divagó entre mi lugar favorito en todo el mundo y mi mamá. Te amo mami.

Dos días pasaron para que mi cuerpo no resistiera las golpizas, humillaciones y violaciones de cuatro personas que no me conocían pero que necesitaban una diversión. En ese momento vi como mi cuerpo se perdía bajo las manos de "jefe" y los demás comenzaban a traer bolsas plásticas negras y a meterme como si fuera un pedazo de trapo viejo. Mis ojos abiertos perdieron el brillo de la vida a manos de "jefe" y esas cuatro personas sin ningún respeto me guardaron en aquella bolsa y llegada la noche me fueron a aventar cerca del canal.

Cuatro días han pasado desde que me dejaron ahí. Cuatro días en los que la poca gente que pasa no mira a sus costados, caminan indiferentes y lo más rápido que pueden porque les da miedo ver que hay a su alrededor. La gente indiferente que lee los periódicos en sus casas por la mañana o que ve las telenovelas para escapar de la vida cotidiana que los acecha. Pero hoy por fin una señora volteó, con un gesto desagradable por el olor y dio llamado a la policía.

Ellos al llegar tenía una lista de nombres y fotografías de mujeres desaparecidas y hacían conjeturas: "Ana, tal vez, Beatriz o Alejandra... Fernanda, Rosa, Lupita, Verónica, Ángeles, Lucero, María, Bertha, Alba, Sonia..." una de ellas soy yo, una de las miles desaparecidas, levantadas, secuestradas y muertas a manos de hombres crueles sin miedo a la justicia y con los medios para escaparse y quedar impunes.

La policía me vio y supo quién era... Seis días pasaron desde que aquellos hombres me secuestraron, cuatro días pasaron desde que esos hombres me mataron y lo único que pudieron decir es: "La encontramos muerta en un baldío..." Los reportes originales fueron que tenía marcas de tortura y violación, pero al no estar viva y no haber testigos, solo pudieron decir "la encontramos muerta"

No señores, no me encontraron muerta... Me mataron.

No fue el estado, no fue la policía, fueron cuatro hombres que no me conocían los que me mataron, pero también fue el miedo. Miedo de las personas que reaccionan con indiferencia ante éstas noticias, miedo de las personas cuando no denuncian el peligro de las calles y nos obligan a salir con miedo. Mujeres llevando cuchillos, navajas, silbatos... para protegerse a ellas mismas. ¿Y cuándo nos van a defender?

Niñas creciendo en las calles, mujeres mayores preocupadas por no mostrar sus pertenencias, mujeres homosexuales tratando de esconder lo que son, madres preocupadas, familias separadas, niñas estigmatizadas. Todas con miedo de que ese día sea el último de su vida.

No me mató la policía, no me mató la sociedad. Me mataron cuatro hombres sin escrúpulos que se creyeron dueños de mi vida.

Voltea a ver mi caso, ve bien lo que me hicieron y no seas indiferente. Lucha con las que lo hacen, defiende a otras mujeres, ayuda, no seas indiferente. No veas todo a través de la maquina de televisión que enmarca las historias de la cenicienta en varias  maneras, ni les creas a los noticieros donde dicen que todo está bien. Miles de mujeres morimos al año en manos de hombres conocidos y desconocidos. No seas indiferente, no temas, no esperes a que seas tú o tu hija, tu hermana, tu familia la que pase por eso. Levanta la voz, pide seguridad, pide a gritos ayuda para las miles que somos secuestradas y ora por las que ya morimos.

No es necesario salir con machete y bate, solo es cuestión de defender tus derechos y el de las otras mujeres a tu alrededor. Unidas somos más, la violencia de género no es un juego y cada día, en cada momento tu vida corre peligro, nuestras vidas corren peligro. No son paranoias, hoy se ha vuelto una realidad. Éste es mi manera de ayudar, por ahora. Escribir la historia sacada de muchos fragmentos de noticias de periódicos donde las mujeres son expuestas como "la encontraron" "la abandonaron" "la dejaron". Eso, en todas partes del mundo, se llama asesinato. A éstas mujeres las mataron y es importante que lo digamos con todas sus letras. ¿Qué es lo que harás? depende de ti, ¿qué es lo que haré? escribir por las que no tienen voz ahora, por las que las apagaron en un país donde la gente es más indiferente y menos preocupada por éste tipo de temas. Hoy hablo por todas aquellas que murieron a manos de hombres esperando que ésta pequeña historia despierte algo en ti y puedas ver la realidad, nos están matando y no podemos permitirlo más.

A ellas: Tu vida no debió acabar así, es injusto y doloroso, es triste y preocupante, lleno de rabia. Pero ahora y después de todo el miedo, sé que seguirán su camino en esa masa infinita de energía universal y volverán más sabias, más fuertes y bellas para vivir lo que les arrebataron.

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