Adicción

Al verte, te inhalo y lo disfruto,
como el niño al dulce y el viejo al vino,
comprobando que eres el alucinógeno
contra el que se lucha, pero al final te vence,
porque quieres ser vencido.
Me alejo de ti, tratando de no asfixiarme,
me alejo de ti sabiéndote tan cerca,
para salvar mi mente y mi cuerpo
de una adicción palpable y embustera,
Sí, embustera como tus caricias
y todo lo que me rodea.
Te marchas, no te detengo, porque sé que
la libertad es la voz macabra, que truculenta
susurra, incitándote a gozar de tal quimera,
a disfrutar de la piel que un día fue nuestra,
a descubrir que tal libertad nunca existió.
Es un elixir erótico, que tú y yo hemos descubierto,
disfrutando entre sollozos de lo imposible,
manteniéndonos en el limbo de un mundo irreal,
jugando con la verdadera intención de nuestros cuerpos
llenos de sensaciones, ausencias y deseos,
pidiendo al cielo no volver a hacerlo
pero cayendo en cuenta que parar no podemos.
Te marchas, no te detengo, porque sé que
pronto regresarás y nos perderemos de nuevo.

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