SINS, Ira

 La noche había caído, solo quedaban tres personas en el gimnasio y dos de ellas eran los trabajadores, el tercero era Jude quien intentaba callar los pensamientos en su cabeza, no podía, simplemente las ideas se arremolinaban en su cabeza intentando ser las protagonistas, todo estaba revuelto dentro de él. 


—Señor— la voz insegura del empleado lo trajo un momento al presente —Ya vamos a cerrar


En ese momento Jude se hizo consciente del tiempo, miró el reloj, miró al empleado y luego a su alrededor, le sonrió de medio lado y asintió acomodando las pesas en su lugar, tomó sus cosas y lo acomodó todo en su mochila para irse después, no quería estar en su casa, no podía estar más en el gimnasio, el único lugar que le quedaba era el bar de Capheus, uno de sus viejos amigos, un jodido irlandés varios años más grande que él y con el que había crecido disfrutando de las calles de Inglaterra. 


—Te ves jodido— la sonrisa del pelirrojo se ensanchó al ver llegar a Jude con la mochila de ejercicio en la mano y el rostro contraído —¿Qué carajos te pasa?


—Da igual— fue la contestación que Jude le dio antes de sentarse frente a él en la barra. El irlandés, al verlo, le destapó una cerveza y la dejó frente a él. 


—En serio Jude ¿Qué pasa?— Era normal ver al inglés enojado pero no de la manera en la que estaba ahora, parecía que sus dientes iban a reventar de tanta presión. 


Jude negó antes de beberse media botella de un tiro, sabía que tenía que calmar sus pensamientos de alguna manera o terminaría haciendo alguna estupidez y, sinceramente, ya había cometido muchas antes. Capheus intentaba hablarle, distraerlo de alguna manera pero su mente iban de la cerveza a las palabras de su madre enferma, una a una se le arremolinaban en su cabeza y tenía que hacer uso de toda su voluntad para no aventar la botella que apretaba entre su mano.


—Jude— aquella voz le parecía un susurro —Jude, vuelve— Capheus estaba frente a él sosteniendo su mano, no se había dado cuenta que había levantado la botella para arrojarla pero el irlandés se lo impidió —Acompáñame.


Sin decir nada más Capheus salió de detrás de la barra, le hizo una seña con la mano y siguió caminando hasta salir del bar, Jude lo pensó un poco pero luego lo siguió. Al salir le tomó un momento ubicar al irlandés, el bar siempre tenía movimiento y había personas afuera, Jude miró por todas partes hasta que vio la cabellera roja unos metros más adelante, de nuevo tomó impulso y lo alcanzó. 


—¿A dónde vamos?—preguntó con más curiosidad que nunca, Capheus nunca le había decepcionado antes y sabía que cualquier plan que inventara sería épico, sin embargo no obtuvo respuestas. 


El irlandés caminó con Jude hasta llegar a una casa, al inglés le nacieron más preguntas que antes, pues la casa se veía vacía, Capheus, tocó la puerta tres veces, esperó y volvió a tocar tres veces, luego miró a Jude con una sonrisa de complicidad y esperó a que abrieran, sabiendo que su amigo no esperaba que nadie lo hiciera. 


La puerta se abrió un par de minutos después, un hombre corpulento los miró, primero a Jude, lo examinó de arriba para abajo y luego a Capheus, éste le saludó con la cabeza y luego entró murmurando que el inglés venía con él, el hombre se hizo a un lado y dejó pasar al inglés también. Capheus los dirigió por la casa, se veía muy elegante la construcción, aunque algo abandonada, llena de cajas por todas partes y algunas municiones regadas por el lugar, bajaron unas escaleras y tiraron de la puerta para llegar al sótano. En aquel lugar un grupo de hombres estaba en círculos viendo a un par más agarrarse a golpes.


—¿Qué mierda es esto viejo, el club de la pelea?— Jude preguntó con sarcasmo mientras bajaba el último peldaño, estaba atento a todo lo que ahí había, todos parecían eufóricos, incluso emocionados por lo que estaba pasando. 


—Cállate imbécil— respondió el irlandés dándole un golpe en el pecho haciendo que lo siguiera por la orilla del lugar —No sé qué carajos te pasa, pero aquí lo dejas. 


Jude se quedó en silencio luego de aquellas palabras, su amigo pretendía que peleara en ese lugar, se rió sin entenderlo mucho pero sintiendo como su sangre hervía por el simple hecho de probarse frente a desconocidos, el irlandés le dijo que se esperara un momento y luego caminó hasta un hombre, él estaba sentado observando todo, se acercó a él y le dijo algunas palabras al oído luego señaló a Jude que los observaba de lejos con el ceño fruncido. Aquel hombre lo observó de arriba para abajo, asintió y le habló a otro más para darle algunas instrucciones, luego de aquello su amigo regresó con cara triunfal. 


—Listo, en la siguiente entras, rápido quítate la camisa y los zapatos— sin entender mucho obedeció quitándose la ropa —el cinturón— la voz de su amigo lo sacó de sus pensamientos de nuevo —rápido quítate el cinturón. 


Una vez que Jude estuvo listo se acercó al inicio del círculo, Capheus estaba detrás de él dándole las últimas instrucciones mientras él se tronaba el cuello y movía los brazos, como le había dicho, todo lo que traía se quedaba ahí. La siguiente pelea se anunció y Jude dio un paso al frente, los presentes se quedaron en silencio observándole, él era nuevo ahí, nadie lo conocía y podía ser tan libre como le diera la gana, cuando se presentó el contrario los hombres en el círculo vitorearon. 


No parecía nada extraordinario, era de su misma altura, podría decirse que un poco más delgado que él y bastante arrogante, presumiendo y haciendo alarde del apoyo que recibía, Jude se quedó quieto mirando aquella escena y cuando el hombre sentado gritó que comenzaran él levantó los brazos para protegerse el rostro. 


Los primeros golpes los conectó Jude, luego su contrincante, no iban a parar hasta que uno de los dos dijera basta y por supuesto no sería él. Uno a uno los golpes iban conectando, primero en los costados y luego en el rostro o en los hombros, el inglés podía sentir cómo su cuerpo ardía y le dolía, pero no se iba a rendir a pesar de los gritos y las risas del contrario. Un derechazo hizo que cayera, la sangre se juntaba en su boca y mientras escupía sintió el peso del contrario sobre su cuerpo, lo único que podía hacer era cubrir su rostro. 


El grito de Jude lo descontroló por un instante, la sangre le hervía de nuevo, su maldita risa se mezcló con las palabras de su madre y la ira se apoderó de él nuevamente. La mano de Jude subió por entre los brazos del contrario dándole un golpe directo a la nariz haciendo que se descontrolara y retrocediera lo suficiente para que este saliera de debajo de él. Se levantó lo más rápido que pudo y volvió a darle un golpe en el rostro haciendo que cayera al suelo por completo. 


El inglés ni siquiera estaba pensando, su ira lo había cegado, subió sobre su cuerpo y le dio un puñetazo más en el rostro, miró su puño ensangrentado y sonrió con malicia, en su mente no estaba golpeando a un extraño. Le dio un golpe más cuando sintió la mano de este sobre su cara, la mezcla de saliva y sangre salpicaron el suelo donde estaban, lo que siguió fue una combinación de golpes con sus manos, Jude ya no escuchaba gritos, solo era el sonido de sus puños chocando contra el rostro ajeno, cada vez con más fuerza. 


El círculo se cerró a su alrededor, Capheus estaba a su lado, al igual que el resto de los hombres, Jude estaba agitado cuando levantó la cara para verlo, miró a su alrededor y se levantó de encima del hombre, su rostro no reflejaba más que furia  y ni siquiera cambió cuando miró al hombre tendido en el piso y completamente ensangrentado. 


—Llévenlo al hospital— la voz del hombre sentado se hizo presente, él también estaba cerca de ellos —Y tú— le puso el dedo en el pecho con cierta presión —Ven conmigo.


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